CaixaForum Barcelona
Del 16 de octubre de 2013 al 26 de enero de 2014
![]() |
Camille Pissarro. Autorretrato, 1903. Óleo sobre lienzo. 41 x 33 cm. Tate: donación de Lucien Pissarro, hijo del artista, 193 |
CaixaForum Barcelona presenta esta exposición, organizada y producida junto con el Museo Thyssen-Bornemisza. Tras su paso por el museo madrileño, llega a Barcelona la primera monográfica dedicada en la ciudad al pintor impresionista Camille Pissarro (1830‐1903). La muestra reúne 67 obras prestadas por museos y coleccionistas de todo el mundo, entre ellas una famosa paleta donde el artista pintó una escena campestre combinando los colores del arco iris.
El paisaje, género que domina en su producción, centra el recorrido de la muestra, articulada en orden cronológico en función de los lugares donde el pintor residió y trabajó, desde su llegada a Francia en 1855 procedente de las Islas Vírgenes, hasta su muerte, acaecida en 1903. La mayor parte de su vidatranscurrió en pueblos como Louveciennes, Pontoise y Éragny, pero las últimas salas están dedicadas a los paisajes urbanos que pintó en la década finalde su vida: sus numerosas vistas de París y Londres, Ruan, Dieppe y El Havre.
El primer impresionista
Camille Pissarro es seguramente la figura
fundamental del impresionismo y, al mismo
tiempo, la menos reconocida. El propio
Cézanne declaraba sobre él: «Pissarro es el
primer impresionista». Fue Pissarro quien en
1873 redactó los estatutos de la cooperativa
de artistas que iniciaría las exposiciones del
grupo. Y fue, además, el único pintor que
participó en las ocho que organizaron, desde
1874 hasta 1886. Pero su carrera sería
eclipsada por el inmenso éxito de su amigo y
compañero Claude Monet.
![]() |
Camille Pissarro. El puente de Charing Cross, Londres, 1890. Óleo sobre lienzo. 60 x 92,4 cm. National Gallery of Art, Washington, Colección de Mr. y Mrs. Paul Mellon. |
Camille Pissarro ha sido descrito como el
«decano» o «patriarca» del impresionismo
debido a que era el de mayor edad del grupo
(mayor incluso que Manet) y el de mayor
autoridad entre los artistas más jóvenes; fue algo así como un «maestro de
pintores». Su amiga la pintora Mary Cassatt escribió sobre él: «Era tan buen
maestro que podía haber enseñado a las piedras a dibujar correctamente».
«Humilde y colosal», dijo de él su amigo Cézanne.
Dos grandes pioneros de la modernidad, Cézanne y Gauguin, fueron en cierta
medida discípulos suyos: trabajaron temporadas junto a él y aprendieron
mucho de sus consejos y de su ejemplo. Pissarro enseñó a Cézanne la técnica
impresionista cuando pintaban juntos a orillas del Oise, hacia 1873‐1874: «En
cuanto al viejo Pissarro, fue un padre para mí. Eraun hombre al que consultar
y algo así como el buen Dios». Después llegaría Gauguin, quien, como
coleccionista y como aprendiz de pintor, se acercó a Pissarro y heredó de él el
apego por la vida rústica.
ambién se beneficiaron de su protección Seurat, Signac y los jóvenes pintores
neoimpresionistas. En mayo de 1886, fue él quien les introdujo en la última
exposición del grupo impresionista, exponiendo en la misma sala que ellos. De hecho, tras conocer a Seurat en 1885 Pissarro se convirtió a la fe
neoimpresionista, siendo el único de los fundadoresdel grupo que adoptaría el
nuevo método, conocido popularmente como puntillista o, más estrictamente,
divisionista. Hasta 1890 persistiría la influencia del puntillismo en su obra;
después, regresaría a una factura impresionista.
![]() |
Camille Pissarro. Prados de Éragny, el manzano, 1894. Óleo sobre lienzo. 27,3 x 35,6 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid |
El pintor de la naturaleza rústica
Desde las primeras apariciones públicas del grupo impresionista, la crítica
consideró a Pissarro como un paisajista rural, oponiéndolo al refinamiento
parisiense de Monet y otros. Así como los paisajes de Monet, Renoir y Sisley
suelen representar los escenarios del ocio de la burguesía, los de Pissarro, en
cambio, tienen como protagonista, explícito o implícito, el trabajo rural. En vez
de pintar praderas, prefiere los campos arados; en lugar de jardines
decorativos, huertos inspirados muchas veces en el de su propia casa.
![]() |
Camille Pissarro. Paisaje de Varengeville, c. 1899. Óleo sobre lienzo. 64,8 x 54 cm. Colección Pérez Simón, México |
En uno de los primeros comentarios sobre la pinturade Pissarro, Émile Zola
escribía sobre sus cuadros: «En ellos se oyen las voces profundas de la tierra,
se adivina la vida poderosa de los árboles». Más deuna década después, el
crítico Charles Ephrussi le caracterizará así: «Hayen estos cuadros de la vida
rústica como un eco de las penas y fatigas de la ruda labor de los campos; el
pincel de Pissarro parece una azada que remueve penosamente la tierra». Los
surcos y las texturas de la tierra labrada se trasladan a la propia superficie de
su pintura.
Si existe un motivo dominante en la pintura de Pissarro, es el del camino.
Carreteras, calles de pueblos y modestos senderos que cruzan los campos
invitan a adentrarnos en el espacio del cuadro. A veces, el camino se presenta
en una perspectiva recta; otras, el pintor se complace en la senda que bordea
un huerto o en la curva de una carretera, motivos que multiplican las
posibilidades pictóricas. En ocasiones, el curso de un río hace el oficio de
camino, sirviendo de nuevo para
permitir al espectador ingresar en el
espacio pictórico. Más tarde, también en
sus paisajes urbanos, se concentrará en
las grandes vías en perspectiva, como
en sus vistas del Boulevard Montmartre
o de la Avenue de l’Opéra.
La pintura de Pissarro dedicó también
desde muy pronto una gran atención a
la presencia de la industria en el
paisaje, como se hace patente, por ejemplo, en sus vistas de las afueras de Londres o en sus pinturas de las
fábricas de Pontoise y sus aleaños.
![]() |
Camille Pissarro. Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, 1897. Óleo sobre lienzo. 81 x 65 cm. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid |
Las series urbanas
Tras décadas de entrega al paisaje rural y
semirrural, en la década de 1880 Pissarro
empieza a explorar el mundo del paisaje urbano,
estando dominado el último tramo de su carrera
(1893‐1903) por las vistas de ciudades: París,
Londres, Ruan, Dieppe y El Havre. Su vasto
trabajo sobre ellas está organizado, al igual que
el de Monet, por series, como las de la estación
Saint-Lazare y su entorno, el Boulevard
Montmartre, la Avenue de l’Opéra y aledaños, el
Jardín de las Tullerías, el Pont Neuf y el Louvre.
En una carta, Pissarro se entusiasma con «estas
calles de París que se tiene la costumbre de
llamar feas, pero que son tan plateadas, tan
luminosas y tan vivas». En 1896 y 1898, se
instala en Ruan y pinta sus puentes y los nuevos aspectos industriales de una
ciudad de la era gótica. En julio de 1903, su última serie estuvo dedicada al
puerto de El Havre, el mismo al que había arribado casi medio siglo antes en
un vapor procedente de América.
![]() |
Camille Pissarro. La Place du Havre, París, 1893. Óleo sobre lienzo. 60,1 x 73,5 cm. The Art Institute of Chicago, Potter Palmer Collection |
No hay comentarios:
Publicar un comentario