"Dos anillos dorados"
Museo Reina Sofía
Del 30 de octubre de 2012 al 24 de febrero de 2013
El Museo Reina Sofía presenta Dos anillos dorados (2012), el último proyecto de Jiří
Kovanda (Praga, 1953), diseñado y producido específicamente para el Palacio de
Cristal del Parque del Retiro.
Kovanda es una de las figuras más destacadas del arte checo contemporáneo y
entró a formar parte de la escena internacional europea a finales de los años setenta
con diferentes acciones públicas, que realizaba de manera deliberadamente sutil,
evitando la implicación directa del público. Sin embargo, a pesar del carácter
imperceptible y efímero de estas intervenciones, el objetivo que Kovanda perseguía
con ellas era crear reacciones o interpelaciones en su audiencia.
La obra que ha creado para esta ocasión se inscribe en el tipo de trabajo que el artista
ha realizado durante las últimas décadas, instalaciones con objetos cotidianos que
buscan interactuar con el público en un registro diferente al de sus acciones.
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Jíří Kovanda Dos anillos dorados |
Los dos anillos dorados a los que hace alusión el título han sido dispuestos en
distintos lugares del Palacio con el fin de indagar sobre lo visible y lo invisible, lo
valioso y lo funcional. Dos elementos corrientes —hierba seca y cuerda— sostienen y
enmarcan estos objetos preciados.
Con ello, el artista reflexiona sobre lo ambivalente de las dualidades vulgar/barato y
extraordinario/caro: “Las cosas sencillas y baratas pueden resultar importantes,
extraordinarias, mientras que los objetos caros pueden ser invisibles. Y a veces al
contrario. Sin embargo, lo barato y lo caro tienen el mismo valor. Depende sólo de la
situación.”
La instalación queda incorporada al Palacio de Cristal, pero también puede decirse
que el monumental invernadero —construido en 1887 con ocasión de la Exposición de
las Islas Filipinas— se une a la reflexión del artista mediante las cualidades del cristal
y el hierro, sus materiales principales. La invisibilidad y transparencia del cristal dialoga
con la visibilidad y presencia del hierro. Uno no podría distinguirse ni sostenerse sin la estructura conformada por el otro. Otra dualidad que pone de manifiesto lo paradójico
de las cosas que pasarían desapercibidas, a las que no se daría peso, sin la suma de
otras.

En suma, Dos anillos dorados llama la atención sobre la relación de los objetos
cotidianos que, sin valor aparente, conviven junto a otros altamente apreciados por su
coste o material. El valor concedido a los objetos es pura convención y el sistema que
lo sostiene, precario y transitorio; como la moneda de un país, está sometido a
fluctuaciones de índole diversa.
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